lunes, 16 de agosto de 2010

Pongamos que hablo de ti.

Se miran a los ojos, fijamente, casi sin pestañear, sin distancia que guardar, nadie dice nada, piensan lo mismo, se sienten, se tocan, no dejan de mirarse... Se besan.
Agotan los últimos instantes de lo que han decidido llamar la ultima aproximación. Esperando que el tiempo se pare en el resto del mundo, salvo en ese rincón gris, compañero de viaje y confidente, acogedor y divertido, a veces pequeño, a veces enorme.
Suena un reloj que les hace mirar la hora. Han volado miles de minutos, se acabó, hay que irse.
Dejan atrás lo irreal de esta historia, que ya se sentía hace tiempo, ahora cierta pero sin solución de continuidad. Dos sensaciones opuestas, por un lado, esa que dice que no se puede estar mejor en otro sitio, sin ropa, allí, de lado a lado con una tabla, no es pedir mucho. Por otro, perdería todo su encanto, se rompería ese algo que les ha hecho engancharse. Ese algo, el juego, las miradas, el riesgo de lo prohibido, la edad, lo que se cambian, historias, ideas, maldades...O simplemente esa turbidez de quienes solo desean comerse a besos.

Y de rojo, la ultima vez que he visto esa sonrisa pícara, esa mirada cómplice, que me ha dejado vacía, sin aliento. Con esa típica cara, un poco risueña, de quien sabe que es ya un recuerdo. Esa media sonrisa, que me va a salir toda la semana en el desierto, echando de menos tus caricias, tus besos y cada momento. Un recuerdo que me hace y me hará sonreír. Disfrutarlo de nuevo. Una historia que, completamente fuera de la realidad, ha sido aire, viento que se te mete hasta los huesos para luego salir dejándote un escalofrío de recuerdo.
Tú, de mirada enredona, siempre caliente, serio y riendo, jugando conmigo. Que te escucharía mil horas y te comería dos mil. Don perfecto imperfecto. Buscador de rincones. A ratos volando libre.
Has sido... Has sido todo. Dejemoslo en un placer.

"Lluvia que llueve, besos con sal"

No hay comentarios:

Publicar un comentario