miércoles, 26 de enero de 2011

Aviones.

No hay que insistir en algo que no va a ocurrir jamás.

Simplemente.
Cuando sus ojos se miran de esa forma, se buscan entre la gente y, a su vez, se reuyen.

Son miradas invisibles que harían caer cualquier muro, miradas casi siempre culpables, secretas, ojos que solo puede leer una persona.
El deseo imposible de tocarse, buscar cualquier excusa.
Sabiendo que no hay que insistir en algo que no ocurrirá jamás.

Cuando sus palabras son medidas y sobre todo, cuando no. Cuando se susurran a la oreja, cuando se ríen, cuando sonríen. Cuando sus ojos se miran fijamente, a un centímetro de distancia.

Chupando una piruleta de sandía viendo las estrellas, dejándome abrazar por una manta, volviendo a verte cerca, insosteniblemente cerca.

lunes, 17 de enero de 2011

Durmiendo conmigo.

Silencio, solamente interrumpido por el viento que se cuela en la habitacion por la ventana, acompañado de los pocos rayos de luz que iluminan la habitacion, luz, de farolas encendidas a las 4 de la mañana.

Hacia tiempo que no me iba a dormir conmigo, siempre lejos, siempre dandole vueltas a lo que tan solo son circunstancias de tiempo y lugar, pequeñas cosas que hacen mi vida, ondas en una frecuencia.
Piso fuerte sobre el recuerdo sonriente de mi pasado y ando de puntillas sobre los planes futuros, para que no se rompan por ningun lado, los intento descubrir, nunca puedo.
Sonrio ante las caras conocidas, recordando buenos momentos, que son mios, y hoy me voy a dormir con ellos, conmigo.

Y se duerme con la ventana abierta, dejando escapar todas las pruebas.