miércoles, 17 de agosto de 2011

La playa de la Concha.



Cierto aroma psicotrópico se escapa por la ventana. Igual que se fueron todas las cosas bonitas que un día dije, hice o pensé... Tal vez escribí.
Igual que se escapan las palabras de mi cabeza. Se intercambian por el susurro de un mar alterado por el viento, de unas olas que chocan contra la arena, tiñendo de blanco la oscuridad de la noche.

"Fue en un pueblo con mar..." Estaba pensando al coger el bolígrafo.
Sabina, cada año dedicando una canción, terminará diciendo, "que el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno..."
Y yo, envenenada por el romper de las olas, atrapada, dejándome llevar. Con cierto toque y sin muchas cosas que escribir, pero sí que pensar, y disfrutar. Perdí las palabras...

Empezando a sentir el peso del tiempo en la espalda... Carpe diem.

jueves, 14 de abril de 2011

Buscando el sol.

Ese maravilloso momento que es el de subir a un autobus con cuatro horas por delante, buscando el sol, la arena, alguna sonrisa conocida, dejar por aqui alguna por terminar de conocer.

Tu por aqui, mas de lo mismo todos los dias desde hace muchos años. Y si algo quisiera seria hacerte vivir, y no dejarte simplemente sobrevivir, con las cosas claras, la agenda perfectamente ajustada, trabajo, casa, casa, trabajo.
Ven comigo.
Vamos a quedarnos durmiendo hasta las 12, hasta que el sol entre por la ventana tan fuerte que sea imposible seguir durmiendo, vamos a besarnos con el careto mañanero y a reirnos de lo guapos que se nos veia anoche. Vamos ha hacer el amor, que es lo que pega por la mañana. Vamos a fumar hasta morirnos de risa, vamos a pasear a ningun sitio, con algo de prisa por volver a casa y comernos a besos. Vamos a
sonreírnos bajo las sábanas.
Vamos a olvidar las circuntancias, vamos a ser simples, te apetezco, me apeteces...

Si algo me gusta de los autobuses es, que tanto aburrimiento, me divierte.

jueves, 24 de febrero de 2011

Metro.

Caminando entre corrientes de aire que enfrían el largísimo pasillo, mirando a todos los lados, siguiendo el cartelito rojo, como en un juego de pistas. - L1, arco del triunfo, recuerda.-

Dejarme caer sobre el asiento de cualquier vagón, escuchando música, intentando lo inevitable, intentando no pensar demasiado.
Apoyada en la maleta, con la mirada perdida en la oscuridad de la pared de detrás del cristal, solo interrumpida por la parada en alguna estación, o por algún metro en dirección contraria, que por otro lado me encantaría coger, en lugar del mio.
Sin saber porque muy bien, media sonrisa en la cara, esa sonrisa melancólica, reviviendo grandes momentos, volviendo a ver pasar los minutos que durante once días me hicieron sonreír. La sonrisa que cierra el libro tras haber leído la ultima página, el final y sin poder evitarlo piensa en la primera.
Guardando con candado en la cabeza esta semana, intentando no pasar por alto ningún detalle, ninguna sonrisa, y aunque no quiero, me tengo que ir.

Ellas, se quedan en casa, alguna se asomará al balcón y vera su estrechísima calle de edificios no muy altos y respirará el aire encantado de la ciudad. Un aire encantado, diferente. Tal vez porque sientes ser un punto en una linea, como una gota de agua en el mar, pero con el mundo en las manos para que hagas con el lo que quieras. Cualquier cosa, en cualquier momento y en cualquier lugar, como, por ejemplo, aquí y ahora besarte.

Y mañana volverá a salir el brillante sol de barcelona, tu volverás a desayunar con él, en el bar de la esquina de la plaza, cortado o con leche, pero desnatada, y tu, en la interminable diagonal, te aburrirás en clase.
Saldrá el sol otra vez y yo, os echaré de menos en el desierto, esperando a la próxima, porque aunque el tiempo y la distancia no quieran, siempre seguirá habiendo magia.

Urquinaona, me bajo en la siguiente.
Siempre nos quedará Paris.

jueves, 3 de febrero de 2011

Porque si.

No podría recordar, todas las veces que me pregunte, qué estaba pasando. No puedo contarlas, fueron muchas, muchísimas, durante mucho tiempo. Tal vez incluso, hasta hoy, que, por fin, creo haber encontrado esa respuesta, esa que siempre tuve en la cabeza pero nunca quise pensar.

Al final llegue a pensar que había sido todo cosa mía, pero, en esos momentos en los que, en pleno invierno zaragozano, te toca esperar a mama en una esquina, porque llueve, y no puedes ir en tu moto a casa, me puse a leer viejos mensajes de movil, y ahí estabas tu, siendo, el tu que alguna vez fuiste, ni el que creía al principio, ni el que creí al final, el que me hacia una gracia increíble, inesperada.

Easy come, easy gone, dicen. Parece ser, sorprendentemente llegaste y sorprendentemente te evaporaste de un día para otro, de una ciudad a otra, de un punto del mundo al otro, como siempre.

Cuantas veces me pregunte que pasaba, y cuantas veces me respondí, "esta con alguien, esta haciendo algo raro". Y cuantas veces, después de responderme, me lo volvía a preguntar buscando cualquier otra explicación, estúpida, por otra parte.
Nunca quise saber mas de lo que se, las cosas son fáciles de entender.

Y, en realidad, las cosas son, porque tienen que ser, y yo, me quedo con el cuatro, cinco y seis del once.

miércoles, 26 de enero de 2011

Aviones.

No hay que insistir en algo que no va a ocurrir jamás.

Simplemente.
Cuando sus ojos se miran de esa forma, se buscan entre la gente y, a su vez, se reuyen.

Son miradas invisibles que harían caer cualquier muro, miradas casi siempre culpables, secretas, ojos que solo puede leer una persona.
El deseo imposible de tocarse, buscar cualquier excusa.
Sabiendo que no hay que insistir en algo que no ocurrirá jamás.

Cuando sus palabras son medidas y sobre todo, cuando no. Cuando se susurran a la oreja, cuando se ríen, cuando sonríen. Cuando sus ojos se miran fijamente, a un centímetro de distancia.

Chupando una piruleta de sandía viendo las estrellas, dejándome abrazar por una manta, volviendo a verte cerca, insosteniblemente cerca.

lunes, 17 de enero de 2011

Durmiendo conmigo.

Silencio, solamente interrumpido por el viento que se cuela en la habitacion por la ventana, acompañado de los pocos rayos de luz que iluminan la habitacion, luz, de farolas encendidas a las 4 de la mañana.

Hacia tiempo que no me iba a dormir conmigo, siempre lejos, siempre dandole vueltas a lo que tan solo son circunstancias de tiempo y lugar, pequeñas cosas que hacen mi vida, ondas en una frecuencia.
Piso fuerte sobre el recuerdo sonriente de mi pasado y ando de puntillas sobre los planes futuros, para que no se rompan por ningun lado, los intento descubrir, nunca puedo.
Sonrio ante las caras conocidas, recordando buenos momentos, que son mios, y hoy me voy a dormir con ellos, conmigo.

Y se duerme con la ventana abierta, dejando escapar todas las pruebas.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Copenhage. (Vetusta Morla)

El corria nunca le enseñaron a andar se fue,  
tras luces palidas  
Ella huia de espejismos y horas de mar  
Aeropouertos unos vienen otros  
se van igual que Alicias en ciudad  
El valor para marcharse el miedo a llegar  
 
Llueve en el canal la corriente  
enseña el camino hacia el mar  
Todos duermen ya  
Dejarse llevar suena demasiado bien  
Jugar al azar  
Nunca saber donde puedes terminar o empezar  
 
Un instante mientaras los turistas se van  
Un tren de madrugada consiguio  
trazar la frontera entre siempre o jamas  
 
Llueve en el canal la corriente  
enseña el camino hacia el mar  
Todos duermen ya  
Dejarse llevar suena demasido bien  
Jugar al azar  
Nunca saber donde puedes terminar o empezar  
o empezar  
 
Ella duerme tras el vendabal  
se quito la ropa sueña con despertar  
en otro tiempo y en otra ciudad  
Dejarse llevar  
Suena demasiado bien  
Jugar al azar nunca saber  
donde puedes terminar o empezar  
terminar o empezar  
terminar o empezar