martes, 15 de junio de 2010

Días favoritos.


Apagada, el sol de las 12 de la mañana te regala un poco de calor.
Es un día raro, ni bueno, ni malo. Este es el plan, nada entra ni sale de él. La monotonía en su puro estado. Cualquier cosa a tu alrededor se convierte en algo melancólico, una foto, una canción, un café, un as de picas. Piensas en algo y la vida te responde con otra cosa perfectamente relacionada. Piensas en alguien y de repente, aparece de cualquier forma. Pienso en ti, y siempre llegas, a cualquier lugar y sea como sea.


No es un día malo, pero no es un día favorito.
Hecho de menos los días favoritos.
Días en los que un beso de un segundo te corta la respiración durante horas. Días en los que no puedes pensar en absolutamente nada, en los que, mirando a la nada, sonríes.
Días en los que pasan las cosas que nunca olvidarás, en los que las horas se van tan rápido que no da tiempo a saborearlas.
Días en los que no importa dónde este el resto del mundo, ni que este pasando con él. Días que se quedan entre dos.
Días en los que las miradas, casi siempre sin permiso, juegan a cruzarse. Días de sonrisas sin control. En los que un simple roce te hace volar.
Días en los que tienes un escalofrío constante recorriendo tu cuerpo de arriba a abajo.
Días en los que intentas memorizar cada instante para poder volver a ellos una y otra vez.
Días que terminan la semana. Días que terminan contigo.

Quiero que hoy sea un día favorito. ¿Me regalas uno?

martes, 8 de junio de 2010

En septiembre.


Era muy sospechoso. ¿Yo? Contenta por todo en general, nada por lo quejarme, feliz.

Era sospechoso. Después de la tormenta, siempre llega la calma y por consiguiente después de la calma...

La tormenta me esperaba sentada en un sofá en la esquina de un bar.
Y de sorpresa, un sábado me tocaba caer al vacío.
Son cosas que pasan cuando lo normal es que la gente no sea normal. Cuando el respeto, a lo que sea, brilla por su ausencia. No es nada raro, así que tampoco me sorprende, y menos de ella, tal vez de el un poco sí, para que mentir.

El domingo, entre folios, llegó pisando fuerte. Alguna mirada enredona, de esas de biblioteca, con mi menor preferido. Y suena el móvil: - Cris, han salido las notas de penal...- Chute, remate y gol.
Suspenso por aquí, suspenso por allá, y lunes. Bonita forma de rematar la semana y empezar una nueva.

Y, ¿que pasa?. Es martes, y me voy a dormir con una sonrisa.
Porque cuando hace frío no hay mejor abrigo que vosotras, y porque siempre tendré una historia imposible en la cabeza que me saque de la realidad.

Porque en septiembre, la gente se mira y sonríe.

miércoles, 2 de junio de 2010

Que alegría más tonta.


A la 1.30 de la madrugada de un miércoles cualquiera, se iban a dormir las tres. Hablando y hablando desde la cama. Las nuevas tecnologías con una, las viejas con la otra.

Alguien vestido de azul ha escrito sobre ellas. Sobre si misma y sobre cada una de las otras dos. Se leen el texto, lo releen en voz alta, se lo cuentan. Cada uno empieza con una letra diferente, y cada uno cuenta una historia diferente, la que cada una de ellas tiene en la cabeza todo los minutos del día. Madera, silencio y privado.

Podrían tomar café y hablar durante horas de cosas diferentes, cada una con su tema, cada cual con su historia. Se escuchan. Todas se ríen.

Ahora se van a dormir las tres, después de leer sus historias, una llora y fuma, otra, aunque quiere, no fuma, puto tabaco donde estará, y la otra se quita las lentillas, también quiere fumar, seguro.

Buenas noches, que alegría llevamos encima, que alegría más tonta.
[Que alegría más tonta, estar viéndolas venir, que bonita tu boca...]